Esta imagen corresponde a una raíz poliarca de una monocotiledónea. La epidermis uniseriada presenta un cutícula un poco más gruesa que en dicotiledóneas. Entre las células epidérmicas podemos observar pelos radicales más o menos largos. La corteza es ancha y presenta como particularidad en este grupo de plantas la presencia, además de parénquima, de un esclerénquima más o menos desarrollado que, en esta imagen, se sitúa justo debajo de la epidermis. La endodermis, con su patente banda de Caspary, no da paso a un periciclo, sino que en su lugar se encuentran dos o tres filas de células de paredes gruesas y, por tanto, incapaces de realizar su actividad meristemática. Esta observación nos indica que las células del periciclo se han esclerificado y que este corte transversal corresponde a la parte más madura de la raíz. La mayoría de las raíces adventicias carecen de crecimiento secundario, por lo que no es extraño que las partes más maduras presenten una estructura primaria.
Un elevado número de cordones de xilema primario caracterizados por los grandes vasos o tráqueas se disponen en círculo dejando en el centro de la raíz una zona medular más o menos desarrollada formada por células de esclerénquima de paredes gruesas. La presencia de médula es una característica que diferencia a las monocotiledóneas de los otros grupos de plantas. Pequeños grupos de células apretadas se disponen entre los cordones de xilema y la endodermis constituyendo el floema primario.
En los haces conductores de las raíces de monocotiledóneas existen tanto tráqueas como traqueidas (salvo excepciones). Sin embargo, el tallo de muchas monocotiledóneas carece de tráqueas y sólo posee traqueidas. Esto último indica que la conductividad de los haces vasculares de las raíces es mayor que el tallo de estas plantas.