En esta sección del Atlas vamos a describir los órganos de las plantas vasculares, y cómo se organizan los tejidos en cada uno de ellos. Se estima que hay más de 250 mil especies de plantas vasculares. Sus ancestros están probablemente en un linaje de las algas verdes, puesto que ambos, plantas vasculares y algas verdes, tienen clorofila a y b, almacenan almidón verdadero en los cloroplastos, tienen células con flagelos móviles, tienen fragmoplasto y forman una placa celular durante la división celular. Las algas más próximas evolutivamente parecen ser las de la familia Charophyceae. Sin embargo, las plantas vasculares han creado por sí solas un cuerpo muy complejo (Figura 1), resultado de una larga evolución, que presenta órganos muy especializados y adaptados a la vida terrestre.
Generalmente hablando hay dos grandes órganos vegetativos (no reproductores) en la planta: la raíz y el tallo. La raíz fija la planta al suelo y toma de éste el agua y las sales minerales disueltas. La raíz es una estructura homogénea. Las raíces laterales surgen del interior de la raíz principal o también a partir del tronco. El tallo incluye al tronco y las hojas. El tronco sirve de soporte a las hojas, flores y frutos, y conduce el agua y las sales minerales desde la raíz a las hojas y las sustancias elaboradas desde las hojas a las zonas de crecimiento y a las raíces. El tallo crece por unidades que son los nodos e internodos. En los nodos están las hojas. Las hojas son órganos especializados en captar energía solar, producir sustancias orgánicas por medio de la fotosíntesis y liberar vapor de agua mediante la transpiración, además de estar diseñadas para ofrecer poca resistencia al viento. En la base de las hojas están las yemas axilares que permiten la formación de ramas.
En la fase reproductiva de algunas plantas aparecen las flores o inflorescencias, las cuales son consideradas como órganos o, según algunos autores, como un conjunto de órganos que se dividen en parte estéril y en parte fértil. Todas las estructuras florales son en realidad hojas modificadas. En las flores se forman los gametofitos masculinos y femeninos, que darán lugar a los gametos masculinos y femeninos. En ellas tiene lugar la fecundación que da lugar a un embrión, el cual quedará latente hasta la germinación. La semilla, también originada en la flor, está formada por el embrión y por tejido nutritivo. La semilla está rodeada por tejidos, carnosos o no, que forman conjuntamente el fruto. La germinación, desarrollo del embrión de la semilla, dará lugar a una nueva planta (Figura 2).
Prácticamente todos los órganos están formados por tres sistemas de tejidos:
El sistema de protección, formado por epidermis y peridermis, se sitúa en la parte superficial de los órganos.
El sistema fundamental, formado por parénquima y por los tejidos de sostén, se dispone debajo del sistema de protección, y en tallos y raíces puede extenderse hasta la médula.
El sistema vascular, formado por los tejidos conductores xilema y floema, se dispone en diferentes partes y con diferentes organizaciones según el órgano y tipo de planta.
Estos sistemas se distribuyen de manera característica según el órgano, la fase del desarrollo de la planta y según el grupo de plantas a la que pertenezca dicho órgano.
La organización interna de estos sistema de tejidos en troncos y raíces es variable dependiendo de si el crecimiento es primario o secundario. El crecimiento primario se da en monocotiledóneas y dicotiledóneas herbáceas, además de en los tallos jóvenes de dicotiledóneas leñosas y gimnospermas. El crecimiento secundario se da en dicotiledóneas leñosas y gimnospermas, y unas pocas monocotiledóneas. Las diferencias entre un tipo de crecimiento y otro se basan en la organización de los haces vasculares y de los meristemos. En el crecimiento primario se produce sobre todo crecimiento en longitud mientras que en el secundario se produce sobre todo crecimiento en grosor. Aunque el crecimiento secundario está restringido a plantas actuales con semillas, los fósiles indican que los helechos y los licopodios, plantas sin semillas, tuvieron crecimiento secundario, pero no dejaron ningún descendiente. Las plantas con semillas parece que descubrieron el crecimiento secundario hace unos 400 millones de años.
Vamos a describir las diferencias entre órganos de gimnospermas y angiospermas, y dentro de estas últimas distinguiremos entre monocotiledóneas y dicotiledóneas.