Los conductos resiníferos son estructuras secretoras internas cuyas células se originan a partir del cámbium vascular, que forman masas de células que posteriormente se diferencian y ahuecan por esquizogenia para formar tubos. Son típicos de las coníferas y se pueden encontrar en raíz, tallo, hojas y conos. Aparecen entre las células del parénquima cortical de hojas y tallos, en el xilema primario de tallos y raíces, así como dispuestos entre las células del xilema secundario, aunque en este caso sólo en los tallos. En el xilema y en el córtex de tallos y raíces hay canales resiníferos axiales, es decir, corren paralelos al eje mayor del órgano. Los conductos corticales son importantes reservorios durante los primeros años de desarrollo, pero en las estructuras grandes la resina se almacena sobre todo en el xilema. Hay canales radiales en el floema y el xilema que conectan con los axiales.
Los conductos resiníferos son estructuras tubulares con células epiteliales secretoras que producen un exudado de resina hacia la luz del tubo. Generalmente tienen unos 20 mm de largo por 150 µm de ancho. La cavidad central está revestida por un epitelio secretor que puede ser uniseriado, como el caso de los conductos que se encuentran en el xilema, o biseriado como los que encontramos en el parénquima cortical (Figuras A y B). En los pinos las células son en general de paredes finas, permanecen activas durante algunos años. Se pueden generar conductos resiníferos en respuesta a infecciones o patógenos, es decir, habría conductos constitutivos e inducidos. Esta inducción puede ser local o sistémica (en toda el árbol).
La resina se produce, almacena y conduce en estructuras secretoras con diferente complejidad, desde células aisladas hasta complejos canales resiníferos interconectados. Los compuestos de la resina, una mezcla de diterpenos, sesquiterpenos y monoterpernos, son tóxicos y protegen a la planta de los herbívoros, insectos (como por ejemplo de los escarabajos perforadores) y de patógenos (como los hongos); mientras que también poseen compuestos fenólicos volátiles para atraer a organismos benefactores como parásitos o depredadores de los herbívoros que atacan la planta. La resina actúa como barrera física y química que evita la entrada de patógenos mediante el desbordamiento de resina en las zona de la herida. Después de una herida el exudado de resina sella la herida para evitar la entrada de organismos y cristaliza para formar una barrera. La cantidad de resina que se libera depende de dos cosas: diámetro y densidad de los canales resiníferos. Esto se ha relacionado con la resistencia de los árboles a los patógenos. Sin embargo, se ha encontrado un patógeno nemátodo que puede desplazarse hacia el interior del árbol por el interior de los conductos resiníferos.
Bibliography ↷
Vázquez-González C, Zas R, Erbilgin N, Ferrenberg S, Rozas V, Sampedro S. (2020). Resin ducts as resistance traits in conifers: linking dendrochronology and resin-based defences. Three physiology. 40: 1313-1326