Numerosas sustancias implicadas en la digestión se liberan al interior del tubo digestivo. Muchas de ellas se producen en glándulas alojadas en la pared del propio digestivo, como por ejemplo las glándulas gástricas del estómago o las criptas de Lieberkühn del intestino. Sin embargo, asociadas al tubo digestivo hay dos glándulas de gran tamaño implicadas también en la digestión: el hígado y el páncreas. Son consideradas como órganos más que como meras glándulas y, además de liberar componentes esenciales para la digestión de los alimentos, realizan otras importantes funciones para el organismo.
El hígado se forma durante el desarrollo embrionario a partir de una invaginación de la pared del tubo digestivo. Es la víscera más grande, en humanos pesa 1500 g. Realiza numerosas funciones como la producción de proteínas plasmáticas, mantiene la concentración de glucosa, vitaminas y otras sustancias nutritivas en sangre, es un centro detoxificador de primer orden, produce la bilis y también actúa como órgano endocrino. El hígado lleva a acabo rutas metabólicas antagónicas: síntesis y degradación de glucosa, degradación de lípidos y lipogénesis, hidrólisis de glutamina a glutamato y viceversa, y la producción y degradación de colesterol. Está fuertemente irrigado por arterias que provienen directamente del digestivo, el bazo y el páncreas. Aproximadamente el 75 % de la sangre que llega al hígado proviene del digestivo, mientras que el otro 25 % proviene de sangre arterial oxigenada.
Las secreciones del hígado, tanto endocrinas como exocrinas, son producidas por las células hepáticas o hepatocitos. Los hepatocitos constituyen el 80 % de la masa del hígado y el 60 % de sus células. Los hepatocitos se denominan también células parenquimáticas porque forman el parénquima del órgano. Además hay células no parenquimáticas como las células endoteliales, las células hepáticas estrelladas, colangiocitos o células que forman los conductos biliares, células de Küpffger, y células inmunes. La secreción exocrina hepática se denomina bilis y se recoge en canalículos hepáticos que la conducen hasta la vesícula biliar, donde se almacena. Desde este almacén temporal se libera al interior del duodeno cuando es necesaria durante la digestión.
El páncreas es una glándula alargada, mucho más pequeña que el hígado, localizada a la altura del duodeno. Tiene dos componentes u organizaciones celulares claramente diferenciados, no sólo fisiológicamente sino también estructuralmente: una endocrina y otra exocrina. La endocrina libera hormonas como la insulina y el glucagón, ambas reguladoras del metabolismo. El componente exocrino produce enzimas necesarias para la digestión que se liberan a la altura del duodeno.